Un hombre entra en un bar:
-¿Perdone, el lavabo?
-Sí, al fondo a la izquierda.
A esto que el hombre entra y mientras está meando se ve a un tío muy bajito encogido en una esquina.
-¡Ostras, ¿qué haces tú ahí!?
-¿Yo? Soy un duende que vive en este lavabo y te voy a conceder tres deseos. Pide lo que quieras.
El hombre se lo piensa durante unos minutos...
-Vale, primero quiero dinero. Que cuendo abra la cartera siempre asomen fajos de billetes.
-Muy bien, mañana se te concederá.
-Y también quiero que todas las mujeres de mi oficina me vayan detrás.
-Mañana se te concederá.
-Y para acabar, quiero respeto que no me respeta ni mi hijo de 3 años.
-Perfecto, mañana se te concederá.
A esto que el hombre se va tan contento pero el duende lo llama.
-Shhhht, oye. Yo te concedo 3 deseos, pero tú me tienes que conceder uno a mí.
-¿De qué se trata?
-Quiero que me dejes soplarte en la nuca.
El hombre se lo queda mirando.
-Bueno, ya que me concedes los míos...
A esto que el hombre se pone a 20 dedos y el duende se sube a la taza del váter y se pone a lo suyo. Y a esto que le pregunta al hombre:
-Oye, ¿tú cómo te llamas?
-¿Yo? Manolo
-¿Y qué edad tienes?
-37
-Manolo, ¿y con 37 años, aún crees en duendes?
